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El agua con limón es una de las formas más efectivas de mantenerte hidratado. Los limones son ricos en electrolitos, como el potasio y el magnesio, que ayudan a reponer los minerales que tu cuerpo necesita después de hacer ejercicio o durante un día caluroso.
Los limones son una excelente fuente de vitamina C, un poderoso antioxidante que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, previene resfriados y mejora la absorción de hierro de los alimentos.
El ácido cítrico presente en el limón estimula la producción de jugos gástricos, lo que facilita la digestión y previene problemas como la indigestión y la hinchazón. Una limonada antes de las comidas puede ser el aliado perfecto para tu sistema digestivo.
El limón es conocido por sus propiedades desintoxicantes. Ayuda a eliminar toxinas del cuerpo y favorece la función hepática. Beber limonada regularmente puede contribuir a la salud de tu hígado y a la eliminación de residuos de tu organismo.
Gracias a su alto contenido de antioxidantes, la vitamina C presente en las limonadas ayuda a combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro. Además, beber limonada contribuye a una piel más limpia y radiante.
Aunque los limones son ácidos, una vez metabolizados tienen un efecto alcalino en el cuerpo, lo que puede ayudar a equilibrar el pH y reducir la acidez interna, promoviendo un estado de salud óptimo.